Alguna vez, tomándome unos tragos en un bar con unos compañeros, según heterosexuales, comento mi jefe de trabajo: “algo tiene la verga, que quien la prueba nunca se aleja de ella”- todos reímos, y el muy serio dijo - ¿o conocen alguna mujer o algún puto que lo haga o reniegue de ella? No pus ´no se oyó a un solo grito.
Hasta que no probé la verga pude darle la razón en su totalidad. Siempre fui un tipo tímido que no se atrevió a declarársele a una mujer, aunque hubo una que otra que lo hizo por mí y por eso tenía experiencia en eso de las novias.
Un día se presento la oportunidad de tener sexo con uno de mi mismo género y no lo dude en experimentar, no cabe duda que ya trae uno a su puto bien guardado en el closet. Que para ser honestos, no fue nada agradable sobre todo si el tipo con quien experimentamos es todo un pendejo que no sabe y cree que solo es de penetrar por penetrar sin su sal y su pimienta, sin esas caricias apasionadas y esos cierres de ternura al final de cada pasión. Experiencia que te deja con ciertas culpas, dolores y arrepentimientos. Arrepentimientos que no duran mucho, solo hasta que se te quita el malestar del trasero,ja,jaja. Y pues ya que se abrió la tienda, hay que darle gusto a la despachada.
Posteriormente conocí a quien si me movió el tapete. Ese tipo que si me supo tomar y me lleno de besos y caricias y me hicieron traspirar esas secreciones llamadas sudor, y otras claro está. Pero el sudor a mí en lo especial me resulta muy cachondo, sobre todo después de haber tenido una buena cogida donde quedas empapado, embarrado y sintiendo un friesito que provoca la humedad de tu cuerpo al contacto con el aire.
Este tipo, además de darme placer, también definió mi gusto por el tipo de hombres que quería: hombres gruesos, de preferencia velludos, manos grandes y sobre todo de apariencia de ser mayores que yo.
Muy al contrario de lo que muchos piensan, aunque él estaba bien dotado, el tamaño de su falo perdió importancia, sobre todo al generarme más experiencia, pues hubo quien después de él no tuvo una gran verga y me lo sabía hacer muy bien. Algo muy importante, cuando te enamoras, eso de los tamaños y prototipos de personas salen sobrando.
Retomando la frase que dijo mi jefe, no solo es la verga si no todo el paquete que le acompaña, que puede ser desde unas buenas bolas, una hermosa barriga, unos brazos fuerte, unas candentes nalgas, claro está, que esto en referencia de mis gustos, pero habrá quien diga unos buenos músculos, un cuerpo esbelto, atlético y hasta habrá quien piense en unas buenas medias de red. Lo más importante es sentirse a gusto y feliz, sobre todo cuando llegamos a esa fase del amor. Porque ya con el amor, que nos importa como este. Por lo general ni siquiera terminamos con alguien que nos agrade sino más bien quedamos con quien si nos supo conquistar.
Y estas nalgas que pondrian tieso a cualquiera.
Para todos los gustos, que me dicen de este precioso ejemplar, con el que me meteria a la piscina y no solo a nadar.
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